Dear Panamericans
Today we commence the ceremony that celebrates the passing of The Panamerican School of Unrest through the city of Puebla.
On this date, Tuesday, July 11th of 2006, in the city of Puebla, Los Angeles, a key cultural and commercial hotspot since colonial days, a city whose architecture comprises an essential part of humanity’s historical heritage, a city that has borne witness to historical events that shaped our nation, from pitched battles to culinary conquests that have nowadays expanded past our borders, the day’s historical weight is equal to that of any other that has made us proud poblanos. Today in Puebla we enter into dialogue with our brothers and sisters across every country of our continent. Today el Parián, El Barrio del Artista, San Fransisco, Palafoxiana Library, all those spaces which contain the memory of our city, share their echoes so that we may speak of panamericanism. Today the bells of the cathedral converse with the bell of panamericanism; today we are sesame of the land mass of the hemisphere. Today The Panamerican School of Unrest visits this plaza as part of its itinerary from Alaska to the Patagonia with a clear message: with our memory, and with our history, we comprise a part of the complex fabric of Panamerica. This school that stands today in our main plaza, brought by an artist travelling by truck across seventeen thousand kilometers for a month and a half with a yearning for unity, is but a gesture, a humble attempt to speak to us of others and help us see ourselves. From it, I believe there is much we can learn: learn to see our weaknesses and our strengths; learn to employ a critical eye to observe the tradition that asphyxiates us and to intelligently incorporate the modernity that seduces us. Puebla aspires to be a panamerican city, as demonstrated by its internationalism and its openness to culture and commerce, as well as its urban growth and our character. Our mission as a panamerican city is to confront the dilemmas of tradition and rupture, with the purpose of clearly understanding our present so that we may better build our future. We have a big soul, and it is with this sentiment that The Panamerican School of Unrest invites us to see ourselves as part of a bigger whole. We celebrate this invitation and urge our sister cities: open your arms to Panamerica.
Text translated by Matias Berretta
----------------------------------------------------------------------------------------
Panamericanos:
Damos comienzo a la ceremonia que celebra el paso de la Escuela panamericana del desasosiego en la ciudad de Puebla.
Este día de hoy, martes 11 de julio de 2006, en nuestra ciudad de Puebla de los Angeles, punto cultural y de comercio clave desde la colonia, ciudad cuya arquitectura conforma parte esencial del patrimonio histórico de la humanidad, ciudad que ha presenciado hechos históricos que definieron a nuestra nación, desde batallas campales hasta conquistas culinarias que hoy en día han traspasado nuestras fronteras, este día es igualmente histórico que otros que nos han convertido orgullosamente en poblanos. Hoy en Puebla entramos en diálogo con nuestros hermanos en todos los países del continente.
Hoy el Parián, el Barrio del Artista, San Francisco, la biblioteca Palafoxiana, y todos aquellos espacios que contienen la memoria de nuestra ciudad aportan sus ecos para hablar del panamericanismo. Hoy las campanas de la catedral dialogan con la campana panamericana; hoy somos un ajonjolí del mole de las tierras del hemisferio. La escuela panamericana del desasosiego visita este zócalo como parte de su recorrido desde Alaska hasta la patagonia con un mensaje claro: en nuestra memoria, y en nuestra historia, conformamos parte de la compleja tela de panamérica. Esta escuela que hoy se alza en nuestro zócalo, y la cual un artista ha traído manejando en una camioneta por diecisiete mil kilómetros, mes y medio de viaje y con el anhelo por vincularnos con los otros, es un gesto, un intento humilde para hablarnos de los otros y ayudarnos a vernos a nosotros mismos. De ella creo que podemos aprender mucho, aprender a ver nuestras debilidades y fortalezas, aprender a otorgar ojo crítico a la tradición que nos asfixia y a incorporar inteligentemente a la modernidad que nos seduce. Puebla aspira a ser una ciudad panamericana, como lo demuestra su internacionalismo y su apertura por la cultura y el comercio, como lo demuestra su crecimiento urbano y nuestro carácter. Nuestra misión como ciudad panamericana ha de ser la de confrontar los dilemas de tradición y ruptura, con el fin de comprender claramente nuestro presente y poder construír mejor nuestro futuro. Tenemos un alma grande, y es con ella que la escuela panamericana del desasosiego nos invita a vernos como parte de un todo. Celebremos esta invitación y a la par de nuestras ciudades hermanas, abrámosle nuestros brazos a Panamérica.