Day 64 / Día 64

The Bell Tower, the Mall, and the Tom Thumb of America

 

In San Salvador’s downtown there is a belltower from which Dr. Matías Delgado rang the centroamerican bell in 1811. The symbolism of the bell is described in an obscured plaque, hard to read because right now the structure is surrounded by building detritus. The symbolism of this seemingly forgotten structure in contrast to the incessant construction of malls with US businesses in the “pink zone” of the city, inevitably offers food for thought.

It was in El Salvador where the panamerican theme of the SPU project has started to become meaningful. In contrast to the previous countries we have visited, and maybe due to historic, geographic and economic reasons, the notion of integration acquires very strong resonance here. Currently, the flux of U.S. capital and  the permisiveness of favorable conditions for U.S. (and Mexican) franchises has started to change the country in an extraordinary velocity. The U.S. enterprises, while they generate jobs, they also capture revenue that does not stay in the country. This, together with the dependence of money remittances from Salvadoran immigrants in the U.S., has seemingly created an almost complete dependence to U.S. economy. The point of departure at the Matias Delgado school was arts education, but soon the discussion took the route of political and economic concerns: the government’s pressure for educating “Free Trade Agreement” workers that know english and other adequate skills for this national plan was one of the subjects discussed in our workshop. The resulting collective manifesto shows some of these concerns.

The presence of the SPU finished with a number of ceremonies, with the most special being the gift of a bottle of “chaparro” ( a corn-derived spirit) from the region of Jucuarán.

 

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El campanario, el mall, y el pulgarcito de América

 

En la tarde visitamos el centro de la ciudad y el famoso campanario desde donde el Dr. Matías Delgado tocó la campana de la independencia centroamericana en 1811. El simbolismo de la campana se encuentra conmemorado en una placa dificil de leer, pues la torre se encuentra actualmente (e inexplicablemente) rodeada de escombro en un patio perteneciente a una iglesia. El simbolismo de este campanario, descuidado y rodeado de este escombro, en medio de la zona céntrica con edificios derruídos, y la incesante construcción de centros comerciales con franquicias norteamericanas en la zona rosa de la ciudad, ofrece reflexiones inevitables.

Fue en El Salvador donde la temática panamericanista de la EPD ha comenzado a cobrar mayor sentido. A diferencia de los países anteriores que hemos visitado, y quizá por razones históricas, geográficas y políticas, la noción de integración tiene una resonancia política importante.  Actualmente, la entrada de capital norteamericano (y mexicano)  y la permisibilidad de condiciones para franquicias y empresas corporativas estadounidenses ha comenzado a cambiar al país a una velocidad extraordinaria. Las empresas norteamericanas, mientras que generan empleo, también capturan capital que no se queda en el país. Esto, aunado de la dependencia de las remesas del extranjero, parece vincular completamente a la economía salvadoreña a Estados Unidos. La presión del gobierno por “formar” trabajadores que hablen inglés y sirvan para apoyar al TLC fue un tema que surgió en el debate que se realizó aquí. Mientras que los debates buscaron centrarse en la manera en que se enseña el arte hoy en día, y cómo su enseñanza impacta la función que el arte tiene en una sociedad, los temas constantes tuvieron que ver con la historia reciente de la guerra civil y de los problemas económicos del país. El manifiesto escrito y leído en la ceremonia panamericana hoy refleja estas preocupaciones.

La visita a El Salvador terminó con otra ceremonia alternativa, con la entrega de una botella de “Chaparro” ( aguardiente de maíz) de la región de Jucuarán.